jueves, 10 de enero de 2013

Ultrabooks de segunda generación: 7 modelos con Ivy Bridge


Apertura ultrabooks
La última gran evolución de los ordenadores portátiles ya tiene nueva hornada, con grosores aún más delgados y mayor potencia y autonomía. Lejos de ser una moda pasajera, vienen a reclamar su sitio en el futuro de la movilidad.
Hace ya tiempo que los portátiles se hicieron con el cetro de la informática personal, pero el empuje reciente de las tabletas y los teléfonos inteligentes ha hecho necesaria una reinvención. La movilidad plena no se entiende de igual forma que hace cinco o diez años, y el usuario tiende hacia productos cada vez más ligeros pero que no sacrifiquen el rendimiento.
Y es aquí donde emergen los Ultrabooks: no solo son más delgados y mucho menos pesados que sus antecesores, sino que ofrecen una potencia que poco o nada tienen que envidiar a la de un ordenador de sobremesa. Al contrario que los netbooks (ya de capa caída y que en su propia concepción nacieron como dispositivos muy limitados) o que las tabletas (muy cómodas, pero todavía lejos de la versatilidad de un PC), con ellos es posible tener todo cuanto necesitamos y poder llevarlos a cualquier parte sin que apenas nos cueste, y todo ello condiseños realmente impecables. Es tal la esperanza depositada en los Ultrabooks que, según datos de la consultora IHS, el 40% de las ventas de portátiles en 2015 corresponderán a esta categoría.

El nacimiento de los Ultrabooks

Con el MacBook Air de Apple como punto de partida, fue Intel quien propuso a los fabricantes adoptar el concepto de Ultrabook, en base a determinadas pautas. Tras una primera generación llegada en mayo de 2011 y basada en Sandy Bridge que no llegó a despegar (en parte debido a su elevado coste), ahora llega la auténtica reválida de la mano de los procesadores Ivy Bridge, que optimizan el consumo y mejoran más si cabe la capacidad de sus inmediatos antecesores.
Ultrabook detalle
•El grosor y peso de los Ultrabooks son tremendamente bajos, lo que unido a unos chasis de alta calidad da como resultado un atractivo innato.
Pero, ¿en qué consiste exactamente un Ultrabook y qué los diferencia de los portátiles ultraligeros? En primer lugar, la diagonal de pantalla suele partir de las 11” de los modelos más compactos hasta las 13,3” (la más habitual) o incluso las 14”. El grosor se limita a un máximo de 21 mm o 18 mm (en función del tamaño del equipo), el peso debe situarse por debajo de los 1,8 Kg y, en materia de conectividad, debe incorporar alta velocidad al menos mediante puertos USB 3.0 (Thunderbolt, pese a los intentos de Intel por convertirlo en requisito fundamental, sigue sin estar presente más que en unos pocos modelos).
Pero, es en el tipo de almacenamiento donde el concepto de Ultrabook acaba por tener su seña de identidad: discos de estado sólido (SSD) en lugar de discos físicos tradicionales (HDD). No obstante, el todavía elevado ratio euro/gigabyte de este tipo de medios hace que o bien la capacidad estándar se limite a 128 Gbytes o que en su lugar se incluyan discos híbridos: almacenamiento físico con una memoria Flash embebida (usualmente de 32 Gbytes) en la que se instale el sistema operativo y así pueda sacarse provecho de las ventajas que esta tecnología aporta tanto en términos de fluidez del rendimiento general como en velocidad de transferencia de archivos.
Microprocesadores Intel Ivy Bridge
Por su parte, la optimización global que posibilita la arquitectura de 22 nanómetros de Ivy Bridge(un rendimiento un 20% mayor que el de Sandy Bridge, reduciendo el consumo en otro 20% gracias a un TDP sensiblemente más bajo) repercute de forma positiva en la autonomía, conbaterías que duran al menos cinco horas bajo un uso normal y hasta diez horas en el mejor de los casos. Además, la nueva GPU incluida en los procesadores Ivy Bridge, Intel HD Graphics 4000, es bastante superior que la más básica Intel HD Graphics 3000, y al fin disponemos en el mercado de alternativas con gráficas dedicadas para los usuarios más exigentes.
Todos estos avances se completan con encendidos instantáneos, que permiten arrancar Windows en menos de siete segundos gracias a la tecnología Intel Rapid Start, y se coronan con carcasas metálicas que ayudan a disipar de forma óptima el calor (y eso sin mencionar lo llamativo de su diseño, del que es difícil no quedar prendado). Y, por si fuera poco, ya podemos encontrar algunos Ultrabooks en el mercado por debajo de los 800 euros, aunque siga predominando su encaje en la gama alta.

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